Hola que tal mis queridos seguidores, en está ocasión continuaré
con las anécdotas que quedaron pendientes en el relato pasado…
Callada, un poco tímida y con los latidos del corazón a mil; (podía
apostar que se escuchaban a media cuadra de ahí), estaba yo, en esa habitación…
hace 15 minutos que había terminado de ponerme las cosas que contenía aquella
bolsa misteriosa. Mi anfitrión se desesperó, se asomó por la cortina y me dice –¿ya
estás lista?, ¿por qué no sales?, ¡ven te quiero ver!.
No…aún no estoy lista, (respondí) no me he puesto labial, -póntelo
(me dice) y acércate te quiero ver. Ya no pude ganar más tiempo, la
desesperación de mi amigo me presiono, y una vez que termine de ponerme el
labial, salí a la sala de su casa, para que pudiera apreciar mi figura, el
resultado final: una nena tv primeriza, tímida, vestida de minifalda azul,
medias blancas (pues su mamá de este chico era enfermera y tenía infinidad de
medias y pantimedias blancas), blusa blanca; me aplique en el cuerpo el perfume
que me dio de su mamá, olía delicioso, es una fragancia que hasta la fecha no
he encontrado y que cada que llego a olerla por casualidad, me recuerda ese mágico
momento.
Se puso de tras de mí y me empezó a oler el cuello, una
sensación rara pero placentera recorría todo mi cuerpo, ¡qué rico hueles!, (me
dijo), se me repegó aún más y pude sentir que ya estaba muy excitado, aquel arrimón
me anunciaba que quería algo más que observarme. Me tomo de la mano y me dio
una vuelta completa, se dio el gusto de ver y contemplar en todo su esplendor mi
cuerpo vestido de nena. Me condujo hasta su cuarto nuevamente y me sentó en su
cama.
Empezó a buscar como
desesperado entre sus cosas algo, no sabía que buscaba, de lo nerviosa que estaba
ya no hablaba, él solo susurraba, “aquí la deje, aquí la deje”; (estaba perdida
en mis fantasías y pensamientos) cuando abruptamente me dice ¡la encontré!,
¿qué?, (pregunte), esto…todavía en aquel entonces existían los VHS (vídeo cassette
para quien sea de esta época y no haya tenido la oportunidad de conocerlos), lo
saco del gigantesco estuche y la puso en la videocasetera.
Era una película pornográfica, y si ya estaba encendida la
mecha, ¡con eso termino de calentarse más!.
Entre más pasaban las escenas de la película, más y más se iba prendiendo
mi amigo, y yo ¡ni se diga!, la película me estaba excitando bastante, me tenía
sudando. Estaba tan metida en la película que no observe que mi compañero me
estaba recorriendo con la mirada, de pies a cabeza, me devoraba con los ojos, eso
me hizo sentir apenada pero a la vez ¡me gustaba!, me sonroje y él lo notó.
¡Tranquilo, no pasa nada! (exclamó mi amigo), si ya no quieres
ver la película, o te quieres ir no hay problema, te dejo para que te cambies;…
eso fue lo que me gusto de ese niño, que a pesar de que estaba excitadísimo, me
tuvo mucha paciencia, entonces le conteste: “No, solo estoy un poco nervioso,
pero estoy a gusto, gracias”.
Apenas terminaba de decirle eso, cuando me planto un beso húmedo y
prolongado; por inercia quise retirarlo, lo tome de los hombros como queriéndolo
alejar, pero me gustaba, en realidad ese beso me encantó tanto que lo deje continuar, y le correspondí,
baje mis manos y me deje llevar. Una vez con ese beso, él, sintió el derecho de
poderme abrazar, tocar, manosear, y yo aunque muy nerviosa, estaba ¡encantada
de la vida!.
Dejamos aún lado la película, pues ya había logrado su cometido,
ya no pudimos más, con sus manos empezó a recorrer delicadamente mis piernas,
sentía su aliento en mi cuello, me tiro de espaldas en su cama, y empezó a
besarme en la boca, queríamos fundir nuestros cuerpos en el mar del placer lo más
rápido posible, pero la inexperiencia y torpeza de ambos nos impedía llegar al clímax.
Tranquilo, le dije, vamos despacio ¿sí?...claro lo que tú digas (me contesto y
me sonrío). Me acariciaba suavemente la mejilla cuando me dice: tengo ganas
de coger contigo, ¿quieres?; (justo como cuando la escena se queda congelada en
una película, así transcurrieron esos segundos), me quede pensativa, dubitativa.
Se incorporó y me dijo si no quieres no; no te preocupes, tal
vez voy demasiado rápido… le dije no, lo que pasa es que tengo miedo, nunca lo
he hecho, no sé qué decirte.
Si lo sé, dirán si no ibas a salir embarazad@, pero el miedo y los nervios estaban
presentes y por poco evitan que termináramos aquella “tarea en equipo”. Es como
aquellas ocasiones que te gusta mucho algo, y decides no comprarlo, llevarlo o no hacerlo, después
llega el arrepentimiento y dices ¡porque diablos no lo compre o no lo hice!, son
oportunidades contadas, que muy rara vez el destino te las acerca hasta la
comodidad de tu vida, y como el "hubiera" NO existe, reflexione, y dije ¡sí! me la voy a jugar, justo
estaba quitando el VHS, cuando lo sorprendo diciéndole: ¡SÍ!, si quiero hacerlo…
¿de verdad? (me pregunto), le dije sin temor a equivocarme, ¡Sí!...si lo quiero
hacer.
No les puedo describir la cara de felicidad de mi primer
compañero sexual, pero para que se den una idea fue como si en ese momento le
hubieran dicho que se sacó la lotería, ¡estaba muy feliz!, y por el contrario,
yo estaba un poco sacada de onda, pero dije ni modo, ya le dije que sí, ya no me puedo arrepentir.
Sabes una cosa (me dijo), también es mi primera vez, entonces no
sé cómo comenzar, no te preocupes (le dije) vamos despacio, me puse de frente a
él, me dio un tierno abrazo, a este, le siguió una ronda de besos que prendieron
nuevamente la chispa. Al fin jóvenes, nos excitamos rápidamente, me quito la
blusa, y aunque la inexperiencia nos brotaba por los poros, sus besos en el cuello me excitaban y me daban
cosquillas, no sé porque pero soy muy cosquilluda.
Así continuo bajando sus manos hasta llegar a mis nalgas, lentamente
subí a mi cintura la minifalda que
cubría mis piernas, quede tirada boca arriba en su cama nuevamente, él también
hizo lo propio y se despojó de su playera y pantalón, ambos estábamos semi-desnudos, prácticamente en ropa interior. Me hinque frente a él y le ayude a liberarse de esa
trusa color gris, me esperaba una grata sorpresa: su miembro viril, erecto y duro ¡muy
duro! se le marcaban las venas de lo excitado que ya estaba.
Como no era muy diestra con la
boca, y mucho menos con las manos sin querer llegaba a lastimarlo, cuando intentaba
acariciarlo o lamerlo.
Ya no pudimos más y me volvió a tirar en la cama, ahora él fue
quien con fuerza me quito las pantaletas rositas de un jalón, quedé en la
típica posición del misionero; como no sabía que “hacer”, en automático abrí
las piernas. Su pene ya estaba listo, tenía ese líquido pre-eyaculatorio en la
puntita.
Nos costó muchísimo trabajo pero al fin logro entrar “la puntita”,
no lo pude evitar, aunque no dí un grito fuerte, mis gestos y expresión aunado
a que con los brazos lo retire de mi cuerpo, hicieron que mi compañero sacara
la cabecita de mi apretado ano, auchh, ¡que dolor!, no se lo decía pero cuando
yo cerraba los ojos, ahí se daba cuenta que me dolía, (dicen que la primera vez
duele mucho, pero analmente duele el doble) a pesar de que “practicaba” con ese
palo de escoba, probar un miembro de carne y cuero, ¡es totalmente diferente!, lo
reitero me dolió bastante, tanto que tuvimos que suspender por unos minutos el
intento de relación sexual.
Ya un poco más relajada, le dije adelante, intentemos de nuevo,
está vez escupí un poco de saliva en mi mano que lleve hasta la entrada de mi
ano, con el fin de lubricar un poco la zona y evitar el dolor. Les puedo decir
que fue un poco más “accesible” la entrada, pero el dolor seguía presente, está
vez habíamos logrado que la mitad de su miembro entrara en mí, … ¡despacito por
favor! -le dije-, y así empujaba, poco a poquito, con delicadeza; de verdad parecíamos
la parejita de novios (niño y niña) consumando su primera relación
sexual.
Él a pesar de su juventud fue todo un caballero, dejó que yo controlará la velocidad de la
penetración; pero, la sensación y excitación le ganaron e hicieron que rompiera la
rutina y me empezó a cabalgar más duro y rápido, me dolía mucho ¡muchísimo!, sudaba,
gemía, ¡que dolor!, mis gestos de repente frenaban su alocada carrera, pero una
vez que veía que me recuperaba, otra vez arremetía duro, cada vez más duro, por
la postura en la que estaba podía apreciar con lujo de detalle sus gestos,
gemidos y expresiones, les confieso que yo no disfrutaba del todo, el dolor
estuvo presente en casi toda la relación sexual, estaba divagando, cuando de
repente se me metió hasta el fondo, muy adentro, ¡mi chico se estaba viniendo
dentro de mí!, pude sentir ese líquido espeso entrar con fuerza hasta mis
entrañas, era un líquido muy caliente, y esa sensación fue muy placentera, aunque
debo confesarles que esa cabalgada me dejo muy adolorida.
Ese encuentro marco PARA SIEMPRE mi vida, y no solo en el ámbito
sexual, fue como haber descubierto un mundo nuevo, no puedo olvidar la forma en
la que me trato mi primer amante, quede atrapada en su ternura, virilidad y paciencia.
Terminamos esa “tarea” exhaustos, al fin habíamos conseguido
llegar al éxtasis deseado, me apresuro, pues su mamá estaba por llegar. Fuimos
precavidos al recoger y asear muy bien el cuarto, solo la falda quedo un poco
sucia (omitiré detalles por cuestiones obvias), pero para no despertar sospechas,
acordamos tirarla a la basura.
Justo como en aquella ocasión que me puse la ropa interior de mi
madre, camino a casa me sentí raro, como si hubiera cometido un crimen. Trataba
de hacerme a la idea de que no había pasado nada pero no, ¡me habían
desquintado!, y aunque adolorida, NO me arrepentía de lo sucedido.
Llegue a mi casa algo sacad@ de onda, ya para ese entonces mi
mamá nada sospechaba, pensó que eso de usar sus medias y vestirme de mujer
había quedado en el pasado, o que lo había hecho solo por “experimentar”, por
eso, esa tarde no noto que su hijo se había convertido en una “señorita”.
Aprendí a ser más discreta y guardar muy bien las apariencias, mi
madre quedo convencida (hasta la fecha) que soy un chico normal como cualquier
otro, nada sabe de Arlenne, la niña que cohabita conmigo y que hace de las
suyas cuando puede.
Nada pudo ser más grato que dejar “mi inocencia” con ese chico, a partir de entonces, las tareas “en equipo”
se hicieron más frecuentes, no me caía "el veinte" del porque me procuraba y se preocupaba por
mí, hasta ese día en que ambos tuvimos LA PRIMERA VEZ.
mi amiga hermosa..te admiro y quiero...ers unica..te super admiro y quiero...el relato de tacones me encanto..me siento igual...y de este ultimo relato...me super calento..y de brincar en tacones..lo intentare...me dolio un comentario..pero lo entiendo..si no eres bella ni lo intentes..soy gorda...y nada femenina...y no sigan..si no se sienten..plenas...pero x como quiera a escondidas..lo hare..tqm..comadre..eres unica...tqm..y bye..y exito...quiero ser como tu bye...sigo de closeth..te amo enana..ya off..y gracias por tu amistad...bye..y gracias...
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